domingo, 31 de diciembre de 2017

12 campanadas

                                                                          foto por Tessa Rampersad, Unsplash

Recibí el 2017 en Italia, abrazada a mis padres y a mi hermana, comiendo smarties en vez de uvas. Lo despido en medio de Estados Unidos, sin smarties, sin uvas, a muchos kilómetros de mis padres y mi hermana.

Recibí el 2017 con un frío decente y soportable, de ese del que te proteges con un suéter gordito y un abrigo peludo. Lo despediré en medio de la nieve, a una temperatura negativa en Fahrenheit, envuelta en capas y capas de ropa cual muñeco michelín.

Recibí el 2017 casi a la vez que todos mis amigos, que toda mi familia, que todos aquellos que me mantuvieron en sus pensamientos a la hora de darle la bienvenida al nuevo año. Lo despido cinco horas después que todas las personas que conocía en ese momento, rodeada de gente cuyos nombres no me sabía hace 12 meses.

Recibí el 2017 con una 36 o 38 de pantalón (nunca me lo aprendí, solo me probaba los que pensaba que podían quedarme bien hasta que encontraba un vaquero en el que me veía decente). Lo despido con una talla más. O dos. Sigo sin tenerlo muy claro.

Recibí el 2017 sin haber visto un eclipse, sin haber probado un breadstick, sin haber ido en coche mientras un amigo de mi edad conducía, sin haber guardado mis libros en un taquilla, sin haberme puesto la mano en el corazón mirando a la bandera de Estados Unidos mientras sonaba el national anthem. Lo despido con todos esos recuerdos guardados en mi memoria.

Recibí el 2017 con mi lectura actual siendo Un maravilloso porvenir, un libro en español, como todos los libros que me había leído a lo largo de mi vida. Lo despido leyendo Everything, Everything, la tercera novela que leo en inglés. Cada vez uso menos el traductor.

Recibí el 2017 sin saber cocinarme la cena y con problemas para pelar una manzana. Lo despido siendo casi una experta en quitarle la piel a las frutas, y con la habilidad de hacer dos o tres recetas que tienen 0 dificultad sin quemar la cocina. Lo de no derretir boles estoy en proceso de aprenderlo.

Recibí el 2017 sabiendo que después de Reyes volvería al colegio al que había ido toda mi vida, con el uniforme que había llevado desde que tenía 3 años, con los amigos que han estado ahí desde entonces y con los que he ido conociendo por el camino. Lo despido sabiendo que nunca más daré clase en ese colegio. El uniforme lo conservo, para cuando me ponga nostálgica, y la mayoría de los amigos siguen ahí.

Recibí el 2017 pensando que odiaba el deporte. Lo despido sabiendo que estaba equivocada.

Recibí el 2017 sin haber visto nevar, imaginando lo mágico y especial que sería. Lo despido habiendo experimentado esa magia, y sin saber como explicar el sentimiento que se me coloca en el corazón cuando los copos caen del cielo y lo van cubriendo todo de blanco.

Recibí el 2017 rodeada de personas que quiero, de personas que me quieren y que me hacen feliz. Lo despido rodeada de nuevas personas que saben cómo hacerme reír, y sabiendo que las que no pueden darme un abrazo esta Nochevieja siguen estando a mi lado.

Recibí el 2017 con los brazos abiertos y una sonrisa, llena de ilusión y ganas de afrontar lo que sea que estuviese por venir. Recibo el 2018 con los brazos igual de abiertos, con mi sonrisa igual de grande, ilusionada y preparada. 12 meses y 12 campanadas después, eso sigue sin cambiar.

jueves, 28 de diciembre de 2017

La biblioteca de los libros rechazados, de David Foenkinos

Llevaba un par de meses sin escribir. No sin escribir en el blog (que también, como es evidente), sino sin escribir en general. Este libro me ha devuelto las ganas. No hay nada más bonito que pueda hacer un libro como recordarte lo mucho que te gusta algo, y que provoque que vuelvas a hacerlo con la ilusión que te faltaba antes.


SINOPSIS
De vacaciones en la localidad bretona de Crozon, la joven editora Delphine y su marido escritor visitan una peculiar biblioteca que alberga los libros rechazados por las editoriales. Allí encuentran una obra maestra: Las últimas horas de una historia de amor, novela escrita por un tal Henri Pick, fallecido dos años antes. Pick regentaba una pizzería junto a su viuda Madeleine, y según ella nunca leyó un solo libro y mucho menos escribió nada que no fuera la lista de la compra. ¿Tenía el autor una vida secreta? Rodeado de un gran misterio, el libro triunfa en las librerías, provoca el boom editorial de los manuscritos rechazados y cambia el destino de muchas personas, como el de Jean-Michel Rouche, un obstinado crítico literario que duda de la versión oficial de los hechos, convencido de que se trata de un elaborado plan de marketing.
OPINIÓN PERSONAL

"Y ambos sabían que eso que estaban viviendo no sucedía nunca. O sucedía a veces en las vidas de los demás."

Lo que más me gustó de este libro es la forma en la que está escrito. La pluma de Foenkinos es sencilla, divertida, original y llena de ingenio. Cada ciertos párrafos, había una frase que me hacía sonreír y sacar mi subrayador amarillo y mi regla (porque sí, subrayo con regla. He dejado de ser tan perfeccionista como para querer mis libros intactos, pero me siguen poniendo enferma las líneas torcidas.).

"Aquel día diluviaba en Crozon. No se veía nada, podía haber estado en otro sitio cualquiera."

Otra cosa que me ha encantado es el ambiente, francés, hogareño y pueblerino; y la historia. Una idea original, crear una biblioteca para libros rechazados; y una casualidad del destino, que una editora encuentre una obra maestra entre todos esos manuscritos, provocan miles de consecuencias y cambian las vidas de muchos personajes, a los que vamos conociendo poco a poco. Foenkinos les va dando pinceladas delicadamente y sin prisa. Cada uno es diferente, con sus propias facetas e historias. Nos cuenta cosas sobre ellos que no son necesarias para la trama de la novela, pero esa es la magia de La biblioteca de los libros rechazados. Es un libro escrito de forma sencilla y llena de encanto, sobre las vidas ordinarias de unos franceses que cambian indirecta o directamente por el lanzamiento de un libro muy exitoso.

"Según iba envejeciendo, se percataba de que nadie pensaba ya que fuera capaz de tener sentido del humor. Claro, los viejos no pueden por menos de convertirse en unas personas lúgubres que no entienden nada ni son capaces del menor ingenio."

Y, por último, el final. El que no me esperaba para nada, el que me ha sorprendido y el que le ha dado un poco más de sentido a todo. El final perfecto.

En definitiva, La biblioteca de los libros rechazados es un libro cuya magia reside en su sencillez, su humor y su encanto, en sus personajes y en su ambiente. Un libro para esas personas que no sienten pasar el tiempo cuando se sumergen en las páginas de una historia, para aquellos que recorren con reverencia los pasillos de una biblioteca, y que se saben de memoria el olor del papel.

miércoles, 11 de octubre de 2017

En Estados Unidos las pastas de dientes son más grandes

El título es solamente una referencia a todas las cosas nuevas, diferentes y alucinantes que estoy viendo y descubriendo. Por ejemplo, pastas de dientes en las que podría meterme dentro. Bueno, en realidad ya no, porque estoy engordando. Eso que dicen de que los americanos comen hamburguesas y papas fritas y comida rápida todos los días está resultando ser verdad. También hacen muchísimo deporte. Así que a lo mejor no estoy engordando, solo ganando "masa muscular". Sea como sea, los pantalones me están empezando a quedar estrechos. Y me parece que tengo más papada. Con lo poco que me gusta a mí la papada.

Porque sí, estoy en Estados Unidos. Llevo aquí poco más de dos meses. Y no es que sea una chica súper hiper mega afortunada que está teniendo unas vacaciones asombrosamente largas. Soy una chica súper hiper mega afortunada, pero por una razón bien diferente. Me dieron la oportunidad de venir a estudiar un curso a Estados Unidos, y dije que sí. De eso es de lo que va la entrada de hoy. De por qué dije que sí. Lo voy a explicar sobre todo para mí, porque hay momentos duros en los que me lo pregunto. También lo voy a explicar para esos a los que se les está ofreciendo la oportunidad de saltar, pero que aún siguen dudando en el borde del acantilado. Yo salté. Volar está siendo una experiencia dolorosamente maravillosa. Cada día más maravillosa y menos dolorosa.

Cuando tenía 13 años y me imaginaba a mí misma en primero de Bachillerato me veía en un instituto de Gran Canaria, con algunos amigos de mi colegio de toda la vida que habrían elegido el mismo lugar que yo para estudiar los dos últimos años antes de la universidad. Me imaginaba despertándome cada día en mi cama de casa, almorzando con mis padres y viendo Castle con mi hermana en mi tiempo libre (o no, no me acuerdo si por esa época estábamos tan obsesionadas con Castle como lo estamos ahora). Lo que sí recuerdo es que nunca, nunca, nunca, a mi yo de 13 años se le pasó por la cabeza que estudiaría primero de Bachillerato en un instituto americano en medio de Indiana, que estaría 10 meses sin dormir en mi cama y muchas semanas almorzando sin mis padres. Muchas semanas sin ni siquiera verlos.

Sin embargo, aquí estoy, escribiendo en el sillón del salón de mi familia americana, después de haber jugado al escondite por el instituto vacío al lado de unas chicas de las que, hace apenas unas semanas, nunca había oído hablar.

Mi abuelo piensa que estoy un poco loca. Creo que mi yo de 13 años también lo pensaría. 

El año pasado fue un amigo mío el que vino a pasar un curso a Estados Unidos. Recuerdo el momento en el que me enteré de que iba a hacerlo. Esa tarde fui a hacer la compra con mi padre y, mientras buscábamos los yogures o alguna otra cosa, le dije: "Papá, papá, ¿sabes que Luis se va a ir un año a Estados Unidos?" Lo dije como si me pareciera algo súper guay y una oportunidad maravillosa, no como la auténtica locura que en realidad pensaba que era. Mi objetivo con aquella oración era empezar una conversación, no una aventura que cambiaría mi vida.

La respuesta de mi padre me dejó sorprendida: "¿Te gustaría ir a ti también?" Durante esa tarde en el supermercado discutimos los pros y los contras de dejar atrás todo lo que conoces durante un curso. Yo mantuve mi actitud de ay-Dios-mío-qué-cosa-tan-súper-guay-me-muero-de-ganas-por-largarme-durante-diez-meses-yo-sola-a-la-otra-punta-del-mundo (nótese el sarcasmo) durante toda la tarde. Sin embargo, en algún punto de la conversación, mi padre dijo algo que yo recordaría más adelante: "Si hay algo que me arrepiento de no haber hecho, es haber ido a vivir y estudiar un año a un país como es Estados Unidos.".

No sé en qué momento dejé de ver todo esto como una auténtica locura. No recuerdo en qué momento empezó a crecer en mí la semilla de la ilusión, cuándo empecé a plantearme la posibilidad de largarme diez meses yo sola a la otra punta del mundo, a verlo como algo realmente factible. Solo sé que llegó un punto en el que dejó de haber vuelta atrás. No tenía ni idea de si iba a ser capaz de sobrevivir, ni idea de si iba a ser el mejor año de mi vida que todos prometían (sigo sin saberlo). Pero tenía claro que no quería arrepentirme de no haberlo hecho. Hubo un momento en el que verme a mí misma estudiando primero Bachillerato en un instituto de Gran Canaria empezó a ser una opción cobarde.

Abuelo, no estoy loca. Te prometo que no. Bueno, en realidad sí. Estoy loca de ganas por crecer, aprender, descubrir cosas, conocer gente y todos esas cosas clichés que se dicen y que no por ser clichés dejan de ser reales.

Ha habido momentos duros en estas semanas. He llorado abrazada a mi almohada, o hablando con mamá por FaceTime. He sentido cómo se me rompía el corazón y he deseado la llegada de junio para poder volver a casa. Me he mirado al espejo y me he preguntado a mí misma que qué hago aquí, que por qué vine. Afortunadamente, cada una de esas veces, mi reflejo de rostro inundado de lágrimas ha encontrado mil respuestas posibles. Vine porque me dieron la oportunidad, porque quería hacerlo, porque va a ser la mejor experiencia de mi vida. Vine porque estoy loca, porque quiero aprender y reírme y conocer y crecer. Vine porque sí, porque era la opción valiente. Vine porque quiero soñar en inglés. Vine porque no me voy a ir para siempre, pero, si no venía, no vendría nunca. Vine por mil y un clichés. Vine porque, cuando a mi hijo se le presente una oportunidad así, no quiero decirle que lo haga porque a mí me habría gustado hacerlo, quiero decirle que lo haga porque yo lo hice, y porque se convirtió en la mejor experiencia de mi vida.

Y en estos días, en los que estar triste es cada vez más raro, cuando estoy riéndome con mi hermana americana, o cantando a gritos con las chicas de soccer, o atravesando la línea de meta con los pulmones pidiendo aire a gritos, es en esos momentos cuando sonrío y pienso: "Por esto, por esto vine.".

Pequeña aclaración: Sé que el final queda precioso y muy poético como está, pero quería aclarar algo. Cuando cruzo la línea de meta no sonrío. Solo me caigo al suelo, me odio a mí misma y pido agua. Sonrío después, cuando me siento orgullosa por lo conseguido. Dime tú a ver quién se va a poner a sonreír después de haber corrido cinco kilómetros sin parar lo más rápido posible. Bueno, hay una persona, el chico que siempre queda primero, que se corre los cinco kilómetros en un cuarto de hora y sin parar de sonreír, pero los del equipo de crosscountry no estamos del todo seguros de que sea humano.






Ganadoras de un concurso de lanzar huevos sin romperlos.
Lo nuestro es arte y lo demás son tonterías.
La entrada "En Estados Unidos las pastas de dientes son más grandes" es un post del blog Nata Sin Fresas

martes, 25 de julio de 2017

Cambio de look

Acciones el giratiempo. Remontémonos a julio de 2016. Por esas fechas aproximadas una niña muy parecida a mí estaba buscando un nombre para su futuro blog. Encontró el nombre perfecto: Nata sin fresas; y un pequeño problema: ese nombre ya estaba cogido. Finalmente se decidió por otro nombre que, aunque no perfecto, también le gustaba mucho: Tres almendros en flor. Pero, varios meses después, cuando el blog ya estaba creado y crecía poco a poco, los Reyes Magos, siempre cumpliendo deseos, quisieron regalarle a la niña el nombre perfecto. Por circunstancias de la vida, la niña muy parecida a mí tardó varios meses en rebautizar a su blog. Pero finalmente lo hizo. 

Bienvenido a Nata sin fresas, el mismo blog que Tres almendros en flor pero con un nombre mucho más bonito. Espero que te guste.

Con cariño,

Elena

P.D.: Como consecuencia del rebautizo, también tenemos una nueva dirección: natasinfresas.com. Pero no te preocupes, si eres de esas personas que van a la antigua y prefieren no cambiar, la otra dirección (tresalmendrosenflor.blogspot.com) también te traerá a este pequeño rinconcito.

P.D.2: Muchísimas gracias a mi querida Andrea Finita por hacer un dibujo tan bonito para el diseño del blog, y a mi hermana Ana, por hacer el título y conseguir que quedara tan bien. Y por aguantarme mientras lo hacíamos. Y porque como no la nombre se va a enfadar conmigo, y si se enfada conmigo no me ayudará la próxima vez que tenga que rebautizar un blog. Y no queremos eso.

domingo, 9 de julio de 2017

La lección de August, de R.J. Palacio


SINOPSIS
Su cara lo hace distinto y él solo quiere ser uno más. Camina siempre mirando al suelo, la cabeza gacha y el flequillo tratando en vano de esconder su rostro, pero, aun así, es objeto de miradas furtivas, susurros ahogados y codazos de asombro. August sale poco, su vida transcurre entre las acogedoras paredes de su casa, entre la compañía de su familia, su perra Daisy y las increíbles historias de La guerra de las galaxias.
Este año todo va a cambiar, porque este año va a ir, por primera vez, a la escuela. Allí aprenderá la lección más importante de su vida, la que no se enseña en las aulas ni en los libros de texto: crecer en la adversidad, aceptarse tal y como es, sonreír a los días grises y saber que, al final, siempre encontrará una mano amiga.
OPINIÓN PERSONAL

Había oído maravillas de este libro. Desde luego, es una novela increíble. Pero no me he enamorado tanto de ella como había oído que iba a hacerlo.

"Me eché a reír, pero no porque pensase que fuera tan gracioso, sino porque no me apetecía seguir enfadado."

La lección de August tiene unos personajes alucinantes. No hay uno solo, en toda la novela, por muy secundario y poco importante que parezca, que no nos haga sentir un rastro de cariño o de rabia. Todos están perfectamente trazados, con sus historias, sus manías y sus peculiaridades. El hecho de que la novela esté contada por varios personajes nos permite conocerlos a todos un poco mejor. Por ejemplo, a August le conocemos por cómo nos cuenta las cosas, pero cuando llega el momento de que hable Via, esto también nos permite conocer a August, porque vemos cómo le ve Via, y así con todos. 

"Lo creáis o no, a la gente le impresionaba mucho menos ver a un niño con un casco de astronauta que verme la cara."

La forma de escribir de la autora (porque es una autora, no un autor, cosa que no descubrí hasta llevar más de la mitad del libro) me ha encantado. Es simple, dulce y original a la vez, y aunque no esté pasando nada importante, solo con la manera de contar las cosas ya te engancha. Por cierto, este libro tiene uno de mis primeros capítulos favoritos (es que esta mujer escribe muy bien).

"Ojalá pudiera ser Halloween todos los días. Todos podríamos llevar máscaras siempre. Podríamos pasearnos por ahí y conocernos antes de ver qué aspecto tenemos debajo de la máscara."

Por último la historia. Es una historia diferente, dura pero preciosa, extraordinaria pero real. Una historia que creo que todos necesitamos escuchar. Esta es la clase de libro que deberían hacer leer en los colegios, porque a todo el mundo le encantaría y cada uno de los alumnos acabaría siendo un poquito mejor persona.  

"No dejo que me afecte. Es como cuando sales a la calle y está chispeando. Cuando chispea no te pones las botas de agua. Ni siquiera abres el paraguas. Caminas bajo la lluvia y apenas te das cuenta de que se te está mojando el pelo."

Entonces, ¿qué es lo que no me ha convencido del todo? Pues que no me ha emocionado todo lo que pensaba que lo iba a hacer. Es un libro maravilloso, que me ha encantado y que he disfrutado muchísimo. Una historia con la que he aprendido y que sin lugar a dudas volvería a leer de nuevo, sin embargo, me he quedado con la sensación de que me faltaba algo. Alguna carcajada, alguna lágrima, alguna sorpresa. No sé, algo. El problema de ir con las expectativas demasiado altas, supongo.

La lección de August es un libro maravilloso, con unos personajes súper redondos y trabajados, una escritura simple, preciosa y muy fácil de leer, y una historia cargada de lecciones que nos deberían enseñar a todos. Aunque me he quedado con la sensación de que me faltó algo, yo no dejaría de leerlo por eso. Seré yo, que soy muy tiquismiquis.

jueves, 15 de junio de 2017

Todas las hadas del reino, de Laura Gallego

Querida Laura: 

Como sé que un mago nunca revela sus secretos, no te voy a pedir que nos digas el truco para convertir cada una de tus novelas en una historia tan increíble y original. Solo quiero que sepas que estoy empezando a pensar que eres un ser de otro planeta. Del reino de las hadas, por ejemplo.


SINOPSIS
Camelia es un hada madrina que lleva trescientos años ayudando con gran eficacia a jóvenes doncellas y aspirantes a héroe para que alcancen sus propios finales felices. Su magia y su ingenio nunca le han fallado, pero todo empieza a complicarse cuando le encomiendan a Simón, un mozo de cuadra que necesita su ayuda desesperadamente. Camelia ha solucionado casos más difíciles; pero, por algún motivo, con Simón las cosas comienzan a torcerse de forma inexplicable…
OPINIÓN PERSONAL

Empecé este libro segura de que me iba a gustar. Como cada vez que leo un libro de Laura Gallego, acerté.

Generalmente suelo disfrutar de una novela por sus personajes o por su historia; sin embargo, Todas las hadas del reino me ha enamorado por su ambientación. Con este libro, Laura nos lleva a un mundo de cuento, de hadas madrinas y de magia. A un lugar lleno de nobles caballeros, de princesas encerradas en torres, de dragones y de humanos encantados por malvadas brujas. Todo esto, cómo no, sin perder su toque original siempre presente. Cada página está llena de referencias a cuentos de esos que nos contaban cuando éramos pequeños, cada párrafo lleno de detalles.

"Los bastardos solo dan problemas. Puedes intentar hacerlos desaparecer discretamente, pero siempre se las arreglan para salir adelante, nadie sabe cómo. Y luego regresan cuando menos te lo esperas, se levantan en armas, organizan una revolución y se quedan con el trono por la fuerza, así que... ¿por que no hacer las cosas bien desde el principio?"

Y toda esta maravillosa ambientación acompañada de una historia increíble y nada típica que se lee en un santiamén debido a lo pequeños que son los capítulos y que lo de "Un capítulo más", "Un capítulo más", se alarga durante horas. (Por cierto, dato curioso, es la primera novela de Laura Gallego que no tiene 14 capítulos).

"La experiencia le decía que el exceso de información confundía a los humanos. Cuando sabían algo, ya empezaban a creer que lo sabían todo, y terminaban metiendo la pata más que cuando no sabían nada."

Los personajes, como no podía ser de otra forma, me han gustado muchísimo. Una de las cosas que más valoro de Laura Gallego es que todos sus personajes siempre están perfectamente definidos, aparezcan una vez, dos, o a lo largo de toda la novela. Creo que Orquídea ha sido mi favorito. Junto con Ren. Asteria también me ha gustado montón. Y todos los personajes en general.

"Felicia se recluyó en un silencio ofendido. En ocasiones, su muñeca favorita podía ser realmente irritante."

Sin embargo, este libro no lo he me disfrutado tanto como pensé que lo iba a disfrutar. Es decir, me lo he leído una vez y no le he encontrado ningún fallo. Y probablemente, si me lo leyera otras diez veces, tampoco lo haría. Pero, a pesar de eso, no siento que sea un libro que me haya tocado del todo al corazón: no he llegado a conectar bien con Camelia, la protagonista, y el final me ha resultado un poco abrupto.

Cuando leo, suelo ser bastante inexpresiva. No lloro, ni grito, ni hago ruidos salvo suspiros ocasionales cuando no encuentro una posición cómoda. Con este libro me he reído a carcajadas. De esas carcajadas altas que te hacen parecer un poco loca si las dejas salir cuando estás sola en tu habitación justo antes de irte a dormir mientras lees. De esas carcajadas. Y en más de una ocasión.

En conclusión, Todas las hadas del reino es un libro de Laura Gallego, así que no leértelo no es una opción. En esta ocasión, Laura nos transporta a un mundo de cuento, con una historia original y llena de guiños a las aventuras que nos contaban de pequeños antes de irnos a dormir, y con unos personajes diferentes y maravillosos que te enamorarán completamente.

sábado, 6 de mayo de 2017

La pareja de al lado, de Shari Lapena

No soy partidaria de los finales felices. Tampoco de los finales dramáticos. Mis finales favoritos son los que me dejan con la boca abierta y provocan que vaya a despertar a mi hermana para decirle: "Dios mío, Ana. Qué final más alucinante. No puedo contártelo, para no estropearte el libro, pero madre mía, qué final.".

La pareja de al lado tiene uno de esos finales.


SINOPSIS
Tu vecina te dijo que preferiría que no llevaras a tu bebé de seis meses a la cena. No es nada personal, simplemente no soporta sus llantos.
Tu marido estaba de acuerdo. Después de todo, vivís en la casa de al lado. Podíais llevaros el monitor infantil y turnaros para pasar a verlo cada media hora.
Tu hija dormía cuando fuiste a comprobar por última vez. Sin embargo, en este momento, mientras subes corriendo las escaleras hasta su habitación envuelta en un absoluto silencio, confirmas que tu peor pesadilla se ha hecho realidad: ha desaparecido.
Nunca antes habías tenido que llamar a la policía. Ahora están en tu casa y quién sabe lo que pueden llegar a descubrir.
OPINIÓN PERSONAL

No suelo leer mucho este género, pero le di una oportunidad a La pareja de al lado por las buenas críticas que había recibido y porque me apetecía muchísimo leer un libro sencillo que enganchara. Lo cierto es que me ha decepcionado un poco.

El lenguaje es muy sencillo, y la trama engancha muchísimo, por lo que la novela se lee en un santiamén. Me ha encantado cómo se ha solucionado todo y la historia tiene unos giros que te descolocan unos instantes porque, o yo soy muy boba y nada detectivesca (que puede ser) o Shari Lapena sabe exactamente cómo hacer que las cosas que menos esperamos tengan el mayor sentido del mundo. Sin embargo, me ha parecido que en algunas ocasiones la novela transcurría de manera un poco lenta. El libro no se hace pesado en ningún momento por el lenguaje sencillo y rápido que posee, pero sí es verdad que en algunas partes apenas sucedían cosas o que para llegar a una conclusión se pegaba un par de páginas meditando calmadamente.

"Tumbada en la cama, Anne hace un trato secreto con Dios, aunque no cree en Dios, y llora contra su almohada."

Sin lugar a dudas, la parte que menos me ha gustado han sido los personajes. No he empatizado con ninguno y todos me han caído bastante mal. La mayoría son bastante planos, y muchas veces hacen cosas o reaccionan de maneras poco comprensibles. La única que se ha ganado un poquito mi afecto es la pequeña Cora, porque me pueden los bebés y porque me la imaginaba preciosa y adorable.

Pero lo que más, más, más me ha gustado de todo es el final. Todavía no lo he superado. Si los giros que tiene la trama no me los esperaba ni los sospechaba, las últimas páginas no habían entrado ni siquiera en mis más locas teorías. Felicidades, Shari Lapena. Hacía tiempo que nada me dejaba con la boca abierta de la forma en la que tú lo has conseguido.

Si te apetece leer un libro entretenido, que enganche y que te mantenga pegado a sus páginas, La pareja de al lado es perfecto. Aunque con unos personajes bastante planos y poco agradables, tiene unos giros increíbles y un final que, no me canso de repetirlo, es ALUCINANTE.

lunes, 1 de mayo de 2017

Entre tonos de gris, de Ruta Sepetys

Hola. Necesito que me hagas un favor. O mejor dicho, que te hagas un favor. Vete a la librería más cercana y cómprate Entre tonos de gris. No pierdas el tiempo leyendo esta entrada. Confía en mí. Y si eres de esos que leen en un libro electrónico, ya te explicaré las maravillas del papel que te estás perdiendo en otro momento. Ahora céntrate en descargarte el libro. Es más importante.

Pues bien, supongo que ahora solo quedamos los afortunados que ya leyeron Entre todos de gris, esos que necesitamos desesperadamente compartirlo con alguien. No te preocupes, que no voy a hacer ningún spoiler, por si eres uno de esos rebeldes sin causa que hacen lo contrario de lo que se les dice solo por el placer de desobedecer. O por si todavía no confías en mí y quieres que argumente mi opinión. De acuerdo, te la argumento. Es maravilloso, te rompe por dentro y te deja con una sensación de necesitar más y a la vez sentirte completamente lleno.

¿Sigue sin ser suficiente? En fin, supongo que al final tendré que hacer una reseña en condiciones.


SINOPSIS
Junio de 1941, Kaunas, Lituania. Lina tiene quince años y todo un verano por delante antes de matricularse en una escuela de arte. Pero, de repente, una noche, la policía soviética irrumpe en su casa y se la lleva en camisón junto con su madre y su hermano. Su padre, profesor universitario, ha desaparecido ese mismo día. Lina relata el largo viaje que emprenden, junto con otros deportados lituanos, hasta los campos de trabajo de Siberia. Su única vía de escape es un cuaderno de dibujo en el que plasma su experiencia, con la esperanza de hacer llegar a su padre noticias para que sepa que siguen vivos.
OPINIÓN PERSONAL

Lo cierto es que no sé qué decir de este libro, de esta historia. Solo puedo decir que marcó un antes y un después, que me rompió el corazón y me abrió los ojos, que me dejó con ganas de gritar a los cuatro vientos que debería ser un libro que todos leyeran, y a la vez acurrucarme en mi cama y quedarme mirando al techo.

"- Andrius, tengo... tengo miedo.
Se detuvo y se volvió para mirarme.
- No. No tengas miedo. No les des nada, Lina, ni siquiera tu miedo."

Ruta Sepetys no escribe con palabras grandilocuentes ni con frases largas. No se enrolla con las descripciones. Solo te cuenta las cosas tal como sucedieron, con una sencillez desgarradora, sin ocultar nada pero sin detenerse tampoco en nada más de lo necesario. He leído bastante, y puedo afirmar que nunca, nunca, nunca, había visto a nadie que escribiera así.

"Cerré la puerta del cuarto de baño y sorprendí el reflejo de mi rostro en el espejo. Entonces no tenía ni idea de lo deprisa que iba a cambiar, de lo poco que tardarían mis rasgos en desdibujarse. De haberlo sabido, me habría quedado mirando fijamente mi reflejo, para aprendérmelo de memoria. Era la última vez que me miraría a un espejo de verdad durante más de una década."

La historia es durísima, y es aún más duro saber que todo esto ocurrió y que ni si quiera nos hemos dignado a recordarlo. En el momento en el que se nombran las palabras Segunda Guerra Mundial y campo de concentración a todos nos viene a la cabeza Hitler y la masacre de los miles de judíos a sus manos. ¿Pero qué pasa con Stalin? ¿Qué pasa con los miles de lituanos, estonios y finlandeses a los que se les arrancó de sus vidas para llevarlos a trabajar a campos perdidos en medio de Siberia durante décadas?

Aparte de por lo bien que escribe y por todo lo que nos ha hecho sentir, Ruta Sepetys merece un premio por la gran labor de documentación que ha llevado a cabo. Se nota cuando una persona sabe de lo que habla, y, en un libro de este estilo, todavía más.

"Su madre saltó tras ella, llorando. Sonó un disparo. Se oyó un ruido sordo al tiempo que caía un cuerpo al suelo. Una madre loca de dolor era un incordio."

Los personajes son increíbles. Ahora mismo pienso en todos ellos y soy incapaz de dar con alguno que no desencadenara en mí un torrente de sentimientos. No suelo tener personaje favorito, pero Elena, la madre de Lina, se ha ganado ese puesto con creces. Si alguna vez soy capaz de parecerme aunque sea un poquito a ella, podré morirme tranquila.

Lina me ha encantado como protagonista. Una chica fuerte, luchadora, con las ideas claras y unas ganas inmensas de vivir, pero sin dejar de ser real, sin dejar de sentir miedo, frustración u odio. Uno de los puntos más fuertes del libro, es, sin duda, su esperanzadora narración.

"No pidieron nada a cambio. Estaban contentos de ayudar a alguien, de lograr hacer algo, aunque no fuera en su beneficio. Habíamos estado intentando tocar el cielo desde el fondo del mar. Me di cuenta de que si nos ayudábamos unos a otros, tal vez lo lograríamos."

El final es quizá lo único que cambiaría de la novela. Me pareció un poco rápido y abrupto, que dejó demasiadas cosas sin responder. Me habrían gustado un par de capítulos más, o un epílogo más largo. Al fin y al cabo, cuando más Ruta, mejor.

Entre tonos de gris cuenta una historia dura y desgarradora que ocurrió hace no tanto y que ya hemos olvidado. Con unos personajes tan reales que te hacen derramar más de una lágrima, y con una narración increíble que logra que cada párrafo te llegue al corazón. Una novela que todos deberíamos leer en algún momento, y que, sin lugar a dudas, se ha convertido en uno de mis libros favoritos.

domingo, 5 de febrero de 2017

Un maravilloso porvenir, de Katherine Boo

Antes que nada... ¡¡¡Feliz año nuevo!!!

Y para estrenar este 2017, traigo la reseña del libro más duro, mal escrito y mal traducido que he leído en mi vida. Y creo que el que más he tardado en leer. Debería salir en el Guinness World Records.



SINOPSIS
«Bombay, 17 de julio de 2008. Se acercaba la medianoche. La mujer coja tenía quemaduras graves y la policía de Bombay iba a venir a buscar a Abdul y a su padre. En una chabola junto al aeropuerto internacional los padres de Abdul tomaron una decisión importante. El padre, enfermo, esperaría dentro de la choza alfombrada de basura con techumbre de hojalata en la que vivían. En el arresto no se opondría. Abdul, el sostén económico de la familia, y no él era quien tenía que escapar...».
Abdul, Asha, Kalu viven en Annawadi, un suburbio de Bombay rodeado de hoteles de lujo cerca del aeropuerto. A diario luchan por sobrevivir en una época de apabullante cambio global, en una realidad que les ofrece su cara más amarga y en la que, sin embargo, todavía son libres para soñar con un futuro fuera de la basura y de la pobreza, con un maravilloso porvenir. 
La periodista Katherine Boo, ganadora del premio Pulitzer, construye en Un maravilloso porvenir un retrato conmovedor e íntimo, que se sustenta en una investigación de más de tres años, en el que hace gala de un estilo periodístico magistral y en el que reconstruye la dramática historia de varias familias en India y su empuje y optimismo por avanzar y superar cada obstáculo con la convicción firme de que algún día lograrán un futuro fuera de la miseria y la desigualdad.
OPINIÓN PERSONAL

La parte de mal traducido me ha molestado bastante. Cosas como "ayudarl" en vez de "ayudarlo", escribir "al" cuando iba "la" y mil detallitos más pueden parecer fallos bastante pequeños y sin importancia si se dan una o dos veces, pero que agotan y distraen bastante si se trata de algo constante a lo largo de toda la historia. Otra cosa que no sé si se trata de un problema de la traducción o de la escritura es que en este libro parecía que las comas costaban dinero. Literalmente.

"Los arañazos que se hacían rebuscando en la basura formaban pústulas y se infectaban. Allí donde la piel se rompía, entraban los gusanos. Los piojos colonizaban el aire, la gangrena se iba comiendo los dedos, los muslos se hinchaban hasta parecer troncos de árbol y Abdul y sus hermanos tenían siempre en marcha una porra en la que apostaban cuál de los traperos sería el siguiente en morir.
Sunil tenía su propio candidato: el chico trastornado que hablaba con los hoteles y creía que el Hyatt intentaba matarlo. «Creo que le ha caducado la garantía», le dijo a Abdul. Pero Abdul respondió que el siguiente sería un chico tamil cuyos ojos habían pasado de amarillo a naranja, y resultó que tenía razón."

En cuanto a mal escrito... A medida que avanzaba me convencía más y más de que este libro es como un borrador. Es decir, la escritora fue a Annawadi, la barriada de chabolas de Bombay donde transcurre la historia, empezó a entrevistar e informarse y lo apuntó todo sin orden ni concierto en un documento del ordenador. El siguiente paso lógico sería revisarlo e ir corrigiendo los errores y dándole orden y coherencia a la historia. En este libro parece que este paso se lo saltaron a la torera y el libro se publicó tal cual.

Muchos párrafos eran algo así: "El cielo era azul y el lago de residuos lleno de basura olía mal. Entonces, la chabola de al lado de la de los Husain empezó a desprenderse y los Husain estaban viendo la tele, que habían conseguido un día que tuvieron un poco de dinero para gastar." Y a continuación seguiría contando cómo los vecinos de enfrente estaban celosos de la tele que habían conseguido los Husain.

"Incluso cuando tenía un buen día, Zehrunisa Husain era una fábrica de lágrimas; llorar era una de sus maneras preferidas de iniciar una conversación."

Sin embargo, a pesar de todas estas cosas que me molestaron bastante a lo largo de todo el tiempo que estuve leyendo el libro, la novela de Katherine Boo tiene un punto muy grande en su favor, y es el material con el que cuenta. A lo largo de toda la historia, conocemos de forma muy cercana la vida de muchas personas de la barriada de Annawadi, historias y sucesos reales que, ahora los recuerdo, y me hacen sentir igual de mal que cuando los leí. Con el libro de Katherine Boo sufre toda persona que tenga un poco de sentimientos, es un libro duro, que describe a la perfección la convivencia que se da en un barrio de chabolas. Lejos de ser cómo todos imaginábamos (que la pobreza había unido a los habitantes), nos encontramos con situaciones llenas de envidia, riñas y engaños. Cada uno piensa en lo suyo y trata de hundir a los demás. Se describen situaciones en las que tragar veneno de ratas para morir es normal, situaciones en las que la inocencia se compra a la policía y las palizas que recibes en casa no son nada comparadas con las de la cárcel. Medicamentos vendidos por los hospitales ilegalmente, niños recogiendo basura para comer y mil realidades que son el doble de malas si sabemos que ocurren de verdad. Sin embargo, es bueno saberlo. Solo conociendo lo que pasa tendremos algún día el poder para cambiarlo. De todas formas, en esta novela algo que se ve claro es que Katherine Boo es periodista, no escritora.

"Y su gran temor era que, en un arranque de despecho, su madre la casara con un chico aldeano que pensara que las mujeres no deben trabajar. Que se moriría haciendo las mismas cosas que hacía ahora: barrer la porquería que entraba de la calle, pasar la fregona y después volver a barrer la nueva porquería que había entrado mientras tanto."

En cuanto a los personajes (que en este caso son personas reales), me ha resultado imposible identificarme con ninguno, empatizar o simplemente que me cayeran bien. Como todo en esta novela, aparecían de forma desordenada. A lo mejor nos narraba a lo largo de dos capítulos la historia de una familia, y cuando ya empezabas a encariñarte, desaparecía durante tres capítulos para volver a aparecer después con otro tema que no tenía nada que ver con el inicial. El tiempo siguió pasando para la familia en concreto pero nosotros no leímos sobre ello.

En conclusión, Un maravilloso porvenir nos narra lo que sucede en una barriada de chabolas de Bombay de forma que nos hace sufrir al comprender y conocer las realidades que nosotros pensábamos que eran ya algo del pasado. Una novela que nos abre los ojos y nos hace querer cambiar las cosas, pero tan mal escrita y traducida y todo lo que se podría hacer mal al escribir un libro que en vez de leerlo deberías coger el ordenador y verte un documental.