Hola. Necesito que me hagas un favor. O mejor dicho, que te hagas un favor. Vete a la librería más cercana y cómprate Entre tonos de gris. No pierdas el tiempo leyendo esta entrada. Confía en mí. Y si eres de esos que leen en un libro electrónico, ya te explicaré las maravillas del papel que te estás perdiendo en otro momento. Ahora céntrate en descargarte el libro. Es más importante.
Pues bien, supongo que ahora solo quedamos los afortunados que ya leyeron Entre todos de gris, esos que necesitamos desesperadamente compartirlo con alguien. No te preocupes, que no voy a hacer ningún spoiler, por si eres uno de esos rebeldes sin causa que hacen lo contrario de lo que se les dice solo por el placer de desobedecer. O por si todavía no confías en mí y quieres que argumente mi opinión. De acuerdo, te la argumento. Es maravilloso, te rompe por dentro y te deja con una sensación de necesitar más y a la vez sentirte completamente lleno.
¿Sigue sin ser suficiente? En fin, supongo que al final tendré que hacer una reseña en condiciones.
Lo cierto es que no sé qué decir de este libro, de esta historia. Solo puedo decir que marcó un antes y un después, que me rompió el corazón y me abrió los ojos, que me dejó con ganas de gritar a los cuatro vientos que debería ser un libro que todos leyeran, y a la vez acurrucarme en mi cama y quedarme mirando al techo.
Ruta Sepetys no escribe con palabras grandilocuentes ni con frases largas. No se enrolla con las descripciones. Solo te cuenta las cosas tal como sucedieron, con una sencillez desgarradora, sin ocultar nada pero sin detenerse tampoco en nada más de lo necesario. He leído bastante, y puedo afirmar que nunca, nunca, nunca, había visto a nadie que escribiera así.
La historia es durísima, y es aún más duro saber que todo esto ocurrió y que ni si quiera nos hemos dignado a recordarlo. En el momento en el que se nombran las palabras Segunda Guerra Mundial y campo de concentración a todos nos viene a la cabeza Hitler y la masacre de los miles de judíos a sus manos. ¿Pero qué pasa con Stalin? ¿Qué pasa con los miles de lituanos, estonios y finlandeses a los que se les arrancó de sus vidas para llevarlos a trabajar a campos perdidos en medio de Siberia durante décadas?
Aparte de por lo bien que escribe y por todo lo que nos ha hecho sentir, Ruta Sepetys merece un premio por la gran labor de documentación que ha llevado a cabo. Se nota cuando una persona sabe de lo que habla, y, en un libro de este estilo, todavía más.
El final es quizá lo único que cambiaría de la novela. Me pareció un poco rápido y abrupto, que dejó demasiadas cosas sin responder. Me habrían gustado un par de capítulos más, o un epílogo más largo. Al fin y al cabo, cuando más Ruta, mejor.
Pues bien, supongo que ahora solo quedamos los afortunados que ya leyeron Entre todos de gris, esos que necesitamos desesperadamente compartirlo con alguien. No te preocupes, que no voy a hacer ningún spoiler, por si eres uno de esos rebeldes sin causa que hacen lo contrario de lo que se les dice solo por el placer de desobedecer. O por si todavía no confías en mí y quieres que argumente mi opinión. De acuerdo, te la argumento. Es maravilloso, te rompe por dentro y te deja con una sensación de necesitar más y a la vez sentirte completamente lleno.
¿Sigue sin ser suficiente? En fin, supongo que al final tendré que hacer una reseña en condiciones.
SINOPSIS
Junio de 1941, Kaunas, Lituania. Lina tiene quince años y todo un verano por delante antes de matricularse en una escuela de arte. Pero, de repente, una noche, la policía soviética irrumpe en su casa y se la lleva en camisón junto con su madre y su hermano. Su padre, profesor universitario, ha desaparecido ese mismo día. Lina relata el largo viaje que emprenden, junto con otros deportados lituanos, hasta los campos de trabajo de Siberia. Su única vía de escape es un cuaderno de dibujo en el que plasma su experiencia, con la esperanza de hacer llegar a su padre noticias para que sepa que siguen vivos.
OPINIÓN PERSONAL
"- Andrius, tengo... tengo miedo.
Se detuvo y se volvió para mirarme.
- No. No tengas miedo. No les des nada, Lina, ni siquiera tu miedo."
Ruta Sepetys no escribe con palabras grandilocuentes ni con frases largas. No se enrolla con las descripciones. Solo te cuenta las cosas tal como sucedieron, con una sencillez desgarradora, sin ocultar nada pero sin detenerse tampoco en nada más de lo necesario. He leído bastante, y puedo afirmar que nunca, nunca, nunca, había visto a nadie que escribiera así.
"Cerré la puerta del cuarto de baño y sorprendí el reflejo de mi rostro en el espejo. Entonces no tenía ni idea de lo deprisa que iba a cambiar, de lo poco que tardarían mis rasgos en desdibujarse. De haberlo sabido, me habría quedado mirando fijamente mi reflejo, para aprendérmelo de memoria. Era la última vez que me miraría a un espejo de verdad durante más de una década."
La historia es durísima, y es aún más duro saber que todo esto ocurrió y que ni si quiera nos hemos dignado a recordarlo. En el momento en el que se nombran las palabras Segunda Guerra Mundial y campo de concentración a todos nos viene a la cabeza Hitler y la masacre de los miles de judíos a sus manos. ¿Pero qué pasa con Stalin? ¿Qué pasa con los miles de lituanos, estonios y finlandeses a los que se les arrancó de sus vidas para llevarlos a trabajar a campos perdidos en medio de Siberia durante décadas?
Aparte de por lo bien que escribe y por todo lo que nos ha hecho sentir, Ruta Sepetys merece un premio por la gran labor de documentación que ha llevado a cabo. Se nota cuando una persona sabe de lo que habla, y, en un libro de este estilo, todavía más.
"Su madre saltó tras ella, llorando. Sonó un disparo. Se oyó un ruido sordo al tiempo que caía un cuerpo al suelo. Una madre loca de dolor era un incordio."
Los personajes son increíbles. Ahora mismo pienso en todos ellos y soy incapaz de dar con alguno que no desencadenara en mí un torrente de sentimientos. No suelo tener personaje favorito, pero Elena, la madre de Lina, se ha ganado ese puesto con creces. Si alguna vez soy capaz de parecerme aunque sea un poquito a ella, podré morirme tranquila.
Lina me ha encantado como protagonista. Una chica fuerte, luchadora, con las ideas claras y unas ganas inmensas de vivir, pero sin dejar de ser real, sin dejar de sentir miedo, frustración u odio. Uno de los puntos más fuertes del libro, es, sin duda, su esperanzadora narración.
Lina me ha encantado como protagonista. Una chica fuerte, luchadora, con las ideas claras y unas ganas inmensas de vivir, pero sin dejar de ser real, sin dejar de sentir miedo, frustración u odio. Uno de los puntos más fuertes del libro, es, sin duda, su esperanzadora narración.
"No pidieron nada a cambio. Estaban contentos de ayudar a alguien, de lograr hacer algo, aunque no fuera en su beneficio. Habíamos estado intentando tocar el cielo desde el fondo del mar. Me di cuenta de que si nos ayudábamos unos a otros, tal vez lo lograríamos."
Entre tonos de gris cuenta una historia dura y desgarradora que ocurrió hace no tanto y que ya hemos olvidado. Con unos personajes tan reales que te hacen derramar más de una lágrima, y con una narración increíble que logra que cada párrafo te llegue al corazón. Una novela que todos deberíamos leer en algún momento, y que, sin lugar a dudas, se ha convertido en uno de mis libros favoritos.
Ahora mismito me busco el libro para leerlo. ¡¡Gracias Elena!!
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